En las tibias oquedades infinitas de tu cuerpo, perdí el último aliento de vida.
Ahí deposité mis anhelos y florecieron mis necesidades,
En el abrazo firme de tus muslos se quedaron las ultimas palabras,
donde mi lengua se liberó del yugo, y huyó a explorar tus rincones.
Y ahora me dices que no eres tú causal y complice de mi muerte,
te has lavado las manos y flotas libre, creyéndote pasajera de los designios del destino.
Vanidosa, has marcado con mi nombre la última casilla del peón, en el ajedréz de tus amores.
10.25.2007
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1 comentario:
preciosooo..pero noto algo lejano y un dejo de asperezas..de pena, de enojos encerrados y de corazon herido..pueede ser??
como va todo chicuelos?? como anda esa convivencia??
espero q bien..besos enormes!
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